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Conclusión y resultados

Valoración militar de la batalla
La batalla de Lepanto marco un hito en la forma de llevar a cabo los combates navales en el futuro. Muy importante para las fuerzas occidentales fue la aportación de las galeazas, que se calcula que hundieron unas 70 naves turcas. Es característico que hacia el mediodía la vanguardia central de la flota occidental permanecía casi inmovilizada. Al ver las galeazas, las naves turcas empezaron a aumentar la distancia entre ellas para evitar ser alcanzadas por el fuego de dichas naves. De este modo las galeazas venecianas lograron romper las filas enemigas y con su superioridad en armas ınfligir graves danos a la flota otomana. Por eso a partir de entonces se dio mayor énfasis a la construcción de naves más grandes y pesadas, con armas también más pesadas. También es notable la contribución de los elementos naturales durante la batalla. Cuando la flota turca zarpó del puerto de Lepanto, el viento noroeste que soplaba en la región se consideraba especialmente favorable para los otomanos. Sin embargo, durante las primeras horas de la batalla la dirección del viento cambió a oeste, favoreciendo así a las lentas galeras de los aliados. Este cambio fue considerado de mal augurio entre las tropas otomanas, mientras que en la práctica ayudó a evitar el flanqueo del ala izquierda de las fuerzas occidentales.
Valoración política de la batalla
Lepanto está a unos 100 km de Préveza en línea recta. Pero la distancia temporal entre el combate naval de Préveza en 1538 y el de Lepanto en 1571 fue equivalente a la culminación del ascenso y el principio de la caída del Imperio Otomano. El hecho de que la flota otomana sufriera un golpe importante en Lepanto e impidiera continuar la extensión otomana hacia el mar Adriático y las costas del norte del Mediterráneo fue recibido en Occidente como una victoria de las fuerzas cristianas sobre el Islam, adquirıendo así una mayor importancia histórica. En esencia, por supuesto, fue una victoria sin continuación. Las fuerzas de la Santa Liga pronto perdieron su cohesión, sin poder aprovechar su victoria para conquistar tierras de los otomanos en el este del Mediterráneo. Por el contrario, los otomanos se recuperaron pronto de su derrota y lograron tomar definitivamente bajo su poder las bases navales de las costas de Túnez. Es característico que en un solo invierno el astillero otomano central (Ters'ane Amiri), en el Cuerno de Oro, construyó 150 galeras. Después de la batalla los occidentales, empezando por los venecianos, empezaron a buscar, cada uno por su cuenta, maneras de negociar con los otomanos, para conseguir el mayor beneficio económico posıble. A fin de cuentas, a pesar de que la batalla tuvo como pretexto un fondo ideológico de conflicto entre Cristianismo e Islam, la civilización y la barbarie y otras artifıcios mentales semejantes, desde un punto de vista puramente político la batalla sirvió solamente como un medio para que las fuerzas occidentales empezaran a imponer sus términos en las negociaciones con el “Gran Turco”. La victoria en Lepanto le aseguró a la Europa cristiana el control del mar. Sin embargo, Crowley observa que fue una victoria pírrica. Mientras que los otomanos empezaron inmediatamente a reconstruir su flota, la Santa Liga se desintegró por las peleas por el botín y los intereses individuales y divergentes de sus miembros. Los venecianos todavía tenían que ganar dinero, mientras que Felipe tenía que llenar su cofre y administrar su imperio. El Papa podría haber visto una oportunidad para otra cruzada más, pero Felipe se mostró poco dispuesto a continuar la guerra. El pragmátıco emperador firmó la paz con su homólogo otomano en 1580, y el Mediterráneo siguió siendo un mar dividido.