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El impacto

El impacto de la batalla en Occidente

 
“White founts falling in the courts of the sun,
And the Soldan of Byzantium is smiling as they run;
There is laughter like the fountains in that face of all men feared,
It stirs the forest darknesss, the darkness of his beard,
It curls the blood-red crescent, the crescent of his lips,
For the inmost sea of all the earth is shaken with his ships,
They have dared the white republics up the capes of Italy,
They have dashed the Adriatic round the Lion of the Sea,
And the Pope has cast his arms abroad for agony and loss,
And called the kings of Christendom for swords about the Cross,
The cold queen of England uis looking in the glass;
The shadow of the Valois is yawning at the Mass;
From evening isles fantastical rings faint the Spanish gun,
And the Lord upon the Golden Horn is laughing in the sun.”
G.K. Chesterton, Lepanto
A pesar de los efectos relativamente efímeros y directos, el carácter simbólico atribuido a la batalla fue enorme. Los estados occidentales, incluso los que no participaron, interpretaron, (y aún interpretan) la batalla de Lepanto como la victoria decisiva de la Cristiandad contra el Islam. Decenas de pinturas inspiradas en la batalla fueron realizadas tanto inmediatamente después como en siglos posteriores, bastantes con un intenso simbolismo escatológico. La Biblioteca Nacional de Barcelona, España, conserva una serie de grabados, donde, con humor realista, es representada la batalla y la disposición de las embarcaciones en las diferentes fases de la batalla. Una representación correspondiente, aunque más idealista, se conserva en el Museo Naval de Madrid, en la cual se destaca el papel de la artillería. Estos grabados, al igual que otros que se encuentran en museos de Alemania, en la Biblioteca Nacional de Madrid y el Museo Nacional Marítimo de Greenwich, Inglaterra, presentan una imagen idealizada de la flota en perfecta simetría, como si se tratara de dibujos en papel más que imágenes de la batalla real. En cambio, otros cuadros se centran en el carácter dramático del enfrentamiento, como el de Andrea Vicentino, hoy en el Palacio Ducal de Venecia, y una pintura de la escuela italiana de finales del siglo XVI, de autor anónimo. La creencia de que la victoria de las fuerzas de la Liga Santa fue resultado de la divina providencia se refleja en el fresco de Giorgio Vasari en la Sala Regia (Sala Real) de el Vaticano y naturalmente en el impresionante cuadro de Paolo Veronese, donde la mitad superior es ocupada por la invocación de Venecia personificada a la Virgen con un fondo de coros de santos y ángeles. El simbolismo de la victoria está presente en muchas otras obras de carácter puramente alegórico, personificaciones de Venecia, España y el "mal", a saber, los otomanos. Característica de esta serie de obras es "El sueño de Felipe II" de El Greco.
Además de las artes visuales, sin embargo, la batalla naval de Lepanto ha inspirado también la literatura. Oraciones e himnos religiosos fueron escritos para glorificar el triunfo del cristianismo. El rey Jacobo VI de Inglaterra, escribió en 1585 quizás su mejor poema sobre Lepanto y G.K. Chesterton, a principios del siglo XX, encontraba el hecho aún impresionante como para escribir su maravilloso poema de título homónimo. Aunque cada una de estas fuerzas parecen cosechar los laureles de la victoria por sí misma (cosa obvia en el arte en función del origen de los patrones de las obras visuales), el hecho es que la razón, tal vez, por la que la batalla de Lepanto ha inspirado tanto fue el resultado de la unión de las fuerzas europeas para defender, en última instancia, sus valores culturales comunes.
 

El impacto de la batalla en Oriente

 
En el Museo Militar de Estambul, un inmenso relieve adorna la gran sala de la planta baja. Allí se inscriben las mayores (victoriosas) batallas de los otomanos y del estado turco moderno. La Batalla de Préveza está también allí. La de Lepanto no aparece. Para la historiografía nacional de Turquía, la batalla sigue siendo una página negra. No obstante, no se silencia en las fuentes otomanas. El hecho es que tanto Katib Tselebí (Çelebi), autor de la monumental obra sobre batallas navales de los otomanos, como el historiador de origen húngaro Ibrahim Peçevi dedican extensos fragmentos a la batalla. Los otomanos fueron desde siempre realistas. Su derrota puede que interrumpiera su expansión hacia el oeste, sin embargo les hizo darse cuenta de que debían proceder a cambios estructurales en la tecnología naval, invertir más en armas de fuego y lo más importante, impedir en la medida de lo posible, la unificación de las fuerzas occidentales, creando expectativas en cada una por separado sobre los beneficios económicos se su colaboración y firmando con cada una por separado y en diferentes momentos, las famosas "capitulaciones".