La tensión creciente en el Mediteraneo en la década de 1560/1570
En la década de 1560 el poder de los otomanos estaba en su cenit y controlaban, directamente o por medio de los corsarios que actuaban para ellos, la mayor parte del Mediterráneo, haciendo así que los transportes marítimos fueran un riesgo para todos los que no habían firmado tratados con ellos. En 1564 la flota otomana, según el sacerdote francés Maurand, casi llegó a “ocupar” la ciudad francesa de Tolón, pero se retiró después de saquear gran parte de la ciudad. En 1565 el intento de los otomanos de conquistar Malta terminó en fracaso, pero en los tres años siguientes el almirante Pialí Bajá logró ocupar Quíos (1566), Naxos y Ándros (1567). Venecia tenía muchas razones para temer por sus tierras en Chipre y Creta. Por eso firmó un tratado con los otomanos en 1567, pagando un impuesto anual de 150.000. El hambre y la peste (1567-68) más el incendio (1569) que se produjo en Estambul alejaron todo pensamiento de guerra. España procuraba aumentar su flota, pero tenía que enfrentarse a la rebelión de los mauritanos en España, la cual recibia el apoyo abierto de la Sublime Puerta.Mucho más importante fue, sin embargo, el levantamiento en los Países Bajos, donde el espectro del protestantismo atemorizaba no solo la casa de Habsburgo sino también al Papa Pío V. El sultán Selim II, por otro lado, se había dado cuenta de que necesitaba urgentemente una campaña victoriosa para aumentar su prestigio y fortalecer así su dominio en el este del Mediterráneo. Así que, a pesar de los tratados con Venecia, dirigió su mirada hacia Chipre. Muchos dijeron que quería tener el control del dulce vino chipriota (Selim era apodado “el beodo”), pero en realidad quería hacer del Mediterráneo, por lo menos del este, un “lago otomano”. Además tenía pretextos: los embajadores locales de chipriotas rogaban al sultán que les liberase de la opresión veneciana, ya que los venecianos no patrullaban satisfactoriamente las costas de la isla, dejando así espacio a piratas que se refugiaban allí y molestaban a las naves de los peregrinos musulmanes rumbo a la Meca.