Español
  • Inglés
  • Griego
  • Italiano

Enfrentamiento entre Occidente y Oriente

El equilibrio de fuerzas en el Mediterráneo en la segunda mitad del siglo XVI

La expansión otomana hacia el oeste continuó con regularidad durante los siglos XV y XVI. Constantinopla 1453, Eubea 1470, Modana y Corone 1499, Rodas 1522. A mediados del siglo XVI los otomanos habían establecido su presencia en el este del Mediterráneo. Al mismo tiempo, mediante la colaboración con famosos corsarios, como Jeireddín Barbarroja, consiguieron subyugar también gran parte del oeste del Mediterráneo, especialmente a lo largo de la costa de África del Norte. El importante combate naval de Préveza en 1538 determinó el status quo en el Mediterráneo hasta unas tres décadas después, dando la victoria a los otomanos y alejando a los occidentales hacia la costa del mar Adriático. La presencia latina perduraba todavía solo en unas islas del Mediterráneo. De estas, Malta, sede de los Caballeros de San Juan, fue asediada durante largo tiempo por la flota de Solimán el Magnífico, bajo el mando de su almirante Piri Reis. El asedio duró muchos meses, pero al final se relajó y Piri Reis volvió a Estambul pronunciando el proverbial “Malta Yok”, es decir Malta no existe. Por el contrario, el intento de Selim II, sucesor de Solimán, de conquistar Chipre, fue un completo éxito, extinguiendo el último núcleo de ocupación latina en el extremo este del Mediterráneo. A pesar del apodo “el beodo”, Selim fue un sultán perspicaz y con dotes estratégicas. Puede que no fuera él mismo jefe de sus expediciones, prefiriendo divertirse en su palacio, pero sabía planearlas. La conquista de Chipre alarmó tanto a las fuerzas occidentales, especialmente al Papa Pío V, que se dieron cuenta de que deberían invertir la situación.